
La vida de Ágata Lozano ha estado siempre vinculada a la empresa de zumos de uva y vinos que su familia dirige, desde hace cuatro generaciones, en la región de La Mancha. Aunque siempre ha tenido total libertad para escoger su propio camino, la alumna del Executive MBA '13 del campus del IESE en Madrid cuenta que una mezcla entre vocación y lazos emocionales hizo que finalmente se decidiera por seguir adelante con la compañía.
"En un principio, mi idea era estudiar Ingeniería Industrial, pero enseguida me di cuenta de que mi futuro no podía estar ligado a un entorno tan puramente tecnológico, así que me acabé decantando por formarme en Derecho y Empresariales en Madrid y Dublín, con la intención de obtener una visión completa y realista del mundo empresarial. Podría haber elegido una vida totalmente separada del negocio de mi familia, sin embargo, la tremenda expansión internacional que había desarrollado la tercera generación me parecía un entorno ideal en el que desarrollarme profesionalmente. La unión familiar hizo el resto", explica.
Nada más acabar sus estudios universitarios, Ágata inició su andadura profesional y pasó por prácticamente todos los departamentos de la organización, integrando todos los puntos de vista, para acabar aportando su talento en los departamentos Financiero y de Exportación, en una empresa que hoy en día realiza el 95% de su actividad comercial más allá de las fronteras del país.
"La tercera generación hizo un trabajo formidable en este sentido, viendo las limitaciones del mercado local. Yo he tenido la suerte de pasar 10 años dando continuidad a esta labor y he aprendido muchísimo durante todo este tiempo. Además, tuve la oportunidad de ampliar mi formación en San Diego (EE.UU.), donde abrí profundamente mis puntos de vista a otras culturas. Aun así, después de más de una década en la compañía, necesitaba dar un paso más. Sencillamente me pregunté: ¿y ahora qué hago?".
El EMBA del IESE, la mejor opción
El primer contacto de Ágata Lozano con el IESE se remonta al año 2010, cuando la escuela visitó La Mancha para contactar con directivos de la región. "Tras aquella primera formación, seguí muy interesada en el IESE y me mantuve en contacto con algunos profesores que me recomendaron el programa EMBA, dado mi perfil y mi visión global y generalizada del sector", apunta.
"Antes de decidirme por el programa, lo estudié en profundidad y lo que más me interesó fue que yo tenía muchos conocimientos sobre mi propio sector, pero no sabía prácticamente nada sobre otras industrias. Necesitaba una visión más global, más amplia, conocer casos similares y problemáticas como las mías en sectores diferentes. El EMBA del IESE me ofrecía esa perspectiva y multitud de herramientas, además de un prestigio construido sobre 50 años formando a los mejores directivos", sostiene.
Shanghái: una lección de vida
A finales de marzo de 2013, el EMBA del campus del IESE en Madrid celebró un módulo especial de una semana intensiva en el CEIBS de Shanghái, con el objetivo de dotar a los alumnos de una visión más cercana del panorama empresarial y del contexto sociopolítico de China.
Para Ágata, lo más interesante del módulo de Shanghái ha sido el contenido de las sesiones y el contacto con la gente. "Acercarnos a la realidad del país, a la influencia de los aspectos geopolíticos, culturales y económicos en el entorno empresarial. Entender las diferencias, por qué se trabaja de otra manera y cómo conceptos básicos en toda relación, como el tiempo y el compromiso, tienen un contenido diferente", apunta. "Debido a mi puesto y a nuestro desarrollo en Asia, llevaba muchos años trabajando con China, pero ahora me doy cuenta de que soy capaz de ver y entender las reflexiones y los comportamientos", añade.
"En Occidente actuamos de forma activa, intentamos anticiparnos y razonamos de manera más lineal. En cambio, en Oriente el carácter es más reactivo, su razonamiento y reflexión es más circular. Se han ido adaptando a su entorno progresivamente y con cuidado. Ver y comprender estas diferencias es una lección de vida fundamental para cualquier directivo que pretenda expandir su negocio. Conocer cómo funciona un entorno, cómo se mueve, cómo respira es fundamental antes de introducirse en él", asegura.
"En definitiva, ha sido una experiencia profundamente enriquecedora, que me ha dotado de tiempo para replantear y profundizar sobre mis propias consideraciones, y estoy segura de que será de gran utilidad para el futuro de nuestra empresa. Creo que aportaré más seguridad a mi día a día y estoy convencida de que con esfuerzo e ilusión se puede conseguir cualquier cosa. Nuestro principal objetivo a corto plazo es ampliar el portafolio de nuestros productos, para aproximarnos a nuestros clientes e incrementar nuestra presencia internacional. Hay espacio para hacerlo y muchas ganas de conseguirlo".