
Liderar personas es complicado. En general, afrontar conflictos, motivar a los empleados, fomentar y evaluar el rendimiento no son habilidades innatas. Y ahí es donde entra el coach, que ayuda a los directivos a desarrollarse y mejorar mediante un proceso de generación de ideas y de creatividad que se acaba traduciendo en oportunidades y acciones concretas.
En el IESE, el proceso de coaching se inicia completando unos tests de autoconocimiento, como el de Belbin y el de Keirsy, e incluye, entre otras cosas, una evaluación de 360º. El programa está pensado para ayudar a los participantes a identificar sus necesidades de desarrollo y también incluye sesiones personalizadas para afianzar puntos fuertes y superar debilidades. Este módulo del programa es una inversión que aportará numerosos beneficios a su carrera. Pero para que el aprovechamiento sea óptimo, es recomendable llevar a cabo un proceso de introspección antes de iniciar el curso.
Según Estibalitz Ortiz, directora ejecutiva de la Unidad de Coaching del IESE, los participantes del Programa AMP deberían participar en este proceso previo para sacarle el máximo partido al programa. Para ello, es preciso adquirir un compromiso con el proceso, adoptar una intención positiva de cambio y, a menudo —y eso es lo más difícil—, tener la voluntad de aceptar una posible mejora personal drástica.
Ortiz propone algunos consejos para llevar a cabo ese proceso de introspección y autoconcienciación:
1. Evaluar la receptividad con respecto al coaching. Mucha gente tiene dudas o se muestra escéptica sobre el coaching directivo, pero suele ser por desconocimiento. Se ha investigado mucho sobre el tema desde un punto de vista cognitivo-conductual y se han publicado numerosos artículos académicos al respecto. También se puede hablar con personas que ya hayan participado en programas de este tipo para anticipar y saber qué le puede aportar esta experiencia.
2. Definir lo que se espera conseguir. “Además de venir con una buena disposición y mostrarse receptivo con el proceso de coaching, también es importante tener un objetivo en mente”, dice Michael Brandenburg, Lead Coach del IESE. ¿Cuáles son sus principales retos en el trabajo? ¿Qué espera aprender en el programa de dirección general? ¿Qué hará mejor tras finalizar el programa? Asegúrese de que tiene claro hacia dónde va su carrera y qué le puede frenar en su camino. El coaching le ayudará a eliminar esos impedimentos.
3. Estar preparado para cuestionar lo que uno cree. Quizá crea que debe aprender a no darle tanta importancia a según qué temas o a delegar mejor. Quizá sea verdad, pero quizá eso no se está interponiendo tanto en su camino como otras cosas que ni siquiera sospecha. El proceso de coaching suele introducir nuevos factores en el radar, cosas que ni siquiera sabía que tenía que solucionar. Hay que estar preparado para descubrir aspectos sobre uno mismo y tomar las decisiones oportunas.
4. Desarrollar la autoconcienciación. Antes de iniciar el programa, se puede hacer una lluvia de ideas con las posibles áreas de mejora. Una posibilidad es hacer una lista de éxitos y fracasos. Para cada categoría, se puede crear una lista de los factores que lo han hecho posible. Por ejemplo, ¿por qué fue capaz de implementar ese nuevo plan de marketing? ¿Quién le motivó y cómo lo hizo? ¿Qué funcionó? ¿Por qué no cumplió sus objetivos de ventas? ¿Por qué no logró aquella cuenta? Y si no logró que todos se implicaran en el nuevo proyecto, ¿por qué cree que fue? ¿Qué falló? Tener ejemplos de sus experiencias a mano será de gran ayuda una vez se ponga en marcha el proceso de coaching.
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